Royal Family Care

"Esta beca és un paso más hacia la verdadera inclusión de personas con discapacidad"

Maria Cristina Fernández Coll ha visto cómo, desde la pandemia, los casos de menores que llegaban con una necesidad a la Fundació per a persones amb discapacitat de Menorca, crecían de forma exponencial. Sin embargo, ya antes del cambio que supuso el 2020 para todos nosotros, la Fundació presentó un proyecto orientado a la integración y mejora de la calidad de vida de menores con diversos tipos de discapacidad.

Varios años después, y coincidiendo con el 5º aniversario de la Beca Royal Family y el aumento del importe a 5.000€, Royal Son Bou ha decidido otorgar la beca a dos proyectos que mejorarán la vida de estos niños y niñas, pero también para “dar un paso más hacia la verdadera inclusión”, en palabras de Fernández.

¿Cómo recibisteis la noticia de que se os había otorgado la Beca Family de este 2023 tras presentaros en el 2019 y el 2022?

Con mucha sorpresa, porque ya habíamos presentado el proyecto en anteriores convocatorias, donde no nos habían seleccionado. Entonces llegó la pandemia y nos olvidamos del proyecto. Así que fue una gran alegría porque realmente es una población que necesita apoyo y actividades complementarias específicas.

Con el importe de la beca se cubrirán dos líneas de trabajo.

Sí, efectivamente. Después de la pandemia, cuando se incrementaron muchísimo las demandas en el sector de jóvenes y niños, apostamos mucho por la ampliación del servicio de terapia ocupacional, y poder poner en marcha el trabajo con animales. La terapia ocupacional ayuda muchísimo a integrar estímulos sensoriales y trabajar habilidades concretas. Y la equinoterapia está más dirigida a la expresión de las emociones y la comunicación, porque la mayoría de perfiles que atendemos tienen dificultades en estos dos campos.

¿Para qué tipo de perfiles va dirigida la primera línea de terapia ocupacional?

Contamos con un perfil emergente de personas con discapacidad que están básicamente relacionadas con la condición del espectro autista. Esto hace que estemos tratando a niños que a veces tienen problemáticas sensoriales. A una persona autista a veces le cuesta determinar los tipos de sonidos, de tactos, la luminosidad, todo lo que tenga que ver con los sentidos. Con el contacto con distintos elementos pueden trabajar estos aspectos. Con otros perfiles de discapacidades se trabaja la terapia ocupacional para ayudar a estructurar tareas, para realizar secuencias, y también se incluye psicomotricidad. Y aunque con esta línea vamos a poder trabajar con un grupo de unas 15 personas, son muchas más las afectadas. En estos momentos, el 80% de menores que llegan a la Fundació se incluyen dentro del espectro autista. 

¿Hay más niños y niñas con autismo que hace unos años?

Suponemos que se está diagnosticando mucho más que antes, y se están corrigiendo los sesgos en el diagnóstico. No todas las personas con autismo presentan además la misma sintomatología, pero se está diagnosticando a medida que se va conociendo esta condición.

¿Es una discapacidad aceptada en nuestra sociedad?

Cuando la persona está muy afectada por esta discapacidad, sí suele detectarse a una edad muy temprana. Pero al ser una condición que no tiene síntomas físicos, como puede ser el síndrome de down, presenta dificultades para los niños y niñas y su relación entre iguales y con los adultos. Si no saben que es una persona con esta condición, se les trata como al resto de niños, lo que presenta muchos problemas para niños y niñas con autismo. Son personas que necesitan mucha anticipación de lo que va a pasar durante el día, deben tener una vida muy estructurada, tienen una hipersensibilidad sensorial, tienen dificultades en la comunicación, la expresión emocional totalmente limitada… Entonces, como no se percibe físicamente, presenta más dificultades que otras discapacidades.

¿En qué les beneficia este tipo de terapia a niños y niñas con autismo?

La idea es empezar a intervenir desde el momento en que un niño nace, en función de las derivaciones que tenemos. Y a muchas de estas personas les atendemos toda su vida. Debe ajustarse muchísimo el tipo de intervención a cada persona porque el espectro autista es muy amplio.

Hablemos de la línea de equinoterapia.

Es un trabajo terapéutico con animales, en este caso con caballos, que son animales muy nobles y se adaptan muy bien a las características de la persona. Participa un grupo de niños con todo tipo de discapacidades: síndrome de down, retraso intelectual y otras discapacidades. Se trabajan aspectos como la confianza en sí mismos, la autoestima o la expresión emocional. Es un elemento psicoterapéutico que muestra diferentes formas de relacionarse aunque no haya comunicación verbal.

Desde la Fundació, ¿cómo véis que desde la empresa privada surjan iniciativas como la Beca Royal Family?

Estamos trabajando mucho en el área de la responsabilidad social corporativa y estamos obteniendo respuestas muy positivas de las empresas, tanto con soporte económico como con apoyo a la inserción laboral de las personas. De hecho, con Royal Son Bou hemos trabajado también en este sentido y hay tres personas trabajando que derivamos desde la Fundació. Para nosotros, lo importante y que aporta valor, es que es un camino hacia la inclusión de las personas con discapacidad. La sociedad se está haciendo cargo de un colectivo que es bastante significativo, ya que afecta a más del 5% de la población. Este tipo de colaboración hace que las personas con discapacidad se sientan parte de este mundo, cuando no hace tantos años estaban fuera de la sociedad porque se escondían.

¿Son necesarias más iniciativas de este tipo?

Aún queda mucho trabajo por hacer. Una discapacidad física es algo que puede ocurrirle a cualquiera porque puedes tener un accidente o puedes tener una enfermedad que lo provoque, pero las discapacidades no físicas que no se entienden tanto. Atendemos a personas con discapacidad de salud mental y todavía están muy estigmatizadas. No existe una aceptación social de que hay personas con problemas de salud mental que deben ser insertadas. Son rasgos que a nivel social tenemos asociados a comportamientos no aceptables, pero la gran mayoría son personas que pasan totalmente desaparecidas porque están acompañadas. Sobre todo existe una gran soledad e incomprensión hacia algunos tipos de discapacidades que pueden resultar no tan amables, que provocan que las personas presenten conductas problemáticas. En la sociedad, nos sobran estos perfiles. Por eso, que empresas y entidades privadas colaboren con la Fundació, es un paso más hacia la aceptación del colectivo y la verdadera inclusión.

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